martes, 16 de diciembre de 2008

Será difícil. Cuando sean las 12 y haya que brindar, apretando el pecho. Y los abrazos mezclen consuelo y augurio. Y las palabras no tengan sentido. Y vos vas a estar. Mirándonos, cuidándonos.
Un mes, y todo el tiempo, te siento. Seguís regalando y queriendo. Es raro todavía no encontrarte donde siempre. Pero ya sé donde tengo que buscar.
Gracias por quedarte tan dentro.

1 comentario:

Hugo Hernández Martínez dijo...

Cae una lágrima con cada palabra. La llamada de las doce fue de las más emmotivas, de las más sentidas de las miles que me tocaron construir desde que recuerdo. Todos estábamos ahí. La imagino con sus ojos casi cerrados tratando de escuchar en el estruendo el sonido que la acompañó en vida.