sábado, 18 de octubre de 2008

¿Y vos?


El otro día en un pograma de TV se planteó el debate acerca de la donación de órganos. ¿Qué hacer? Pensé. Pude escuchar un testimonio durísimo de una madre cuyo hijo debe someterse diariamente a 11 horas de diálisis, e la espera de un riñón como donación. Por otro lado la tecnología permitió que una mujer que esperaba un corazón de un donante sobreviviera 41 días conectada a un corazón artificial. Finalmente murió antes de que un corazón llegara. Durante el programa se hizo una encuesta a la teleaudiencia que arrojó como resultado que el 86% de quienes contestaron afirmó estar de acuerdo con la donación de órganos. Sin embargo, sólo el 10% de la población figura como donante en el organismo estatal destinado a la regulación de tales fines. ¿Qué pasa con la familia del donante?. ¿Qué pasa si una persona fallece, se da su muerte cerebral (y por lo tanto legal y clínicamente está muerto), y debe permanecer conectado hasta que aparezca un receptor de su corazón?. ¿Es justo para todos?. Es un tema de honrar la vida, es un tema de solidaridad. Por lo menos hay que plantearse la incógnita y llegar a tomar una posición. Yo me la planteé.

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